Recordad que cuando hablamos de la mente, esta no cumple los mismos requisitos que los objetos. La mente está conectada directamente con nuestro sí mismo sin separación alguna.
El cuerpo puede estar en movimiento y la mente puede estar en quietud aunque el cuerpo se mueva. Y también puede estar agitada la mente cuando el cuerpo está quieto.
La quietud no es la ausencia de pensamiento.
La quietud del Ser no corresponde a la ley física tal como se conoce.
Hay que comprender que el pensamiento sin el conocimiento de su naturaleza nos lleva a toda una dialéctica que nos aparta de nosotros y de este instante. ¿A qué me refiero al pensamiento sin conocimiento de su naturaleza?
La Consciencia no necesita de explicaciones para saber qué existe. No necesita de ninguna acción para estar presente. Y está en este preciso instante aquí mientras estás leyendo. Es quien realmente se da cuenta de todo. Sin etiquetas y juicios. La Consciencia deja que la mente campe a sus anchas, creando y confundiéndose con su propia creación.
Esta mente que es capaz de crear lo más insospechado, de realizar las hazañas más creativas y construir su creación tanto en el mundo de las formas como en la relación y la emoción.
Esta mente tan poderosa, no olvidemos que está relacionada con la Consciencia, surge de la Consciencia que, al no hacer juicios, permite todo. Y la mente, por ello, siempre puede volver a la quietud de la Consciencia cuando se da cuenta de que lo creado no es real y en la identificación puede generar sufrimiento a uno mismo y a los otros.
Esta conexión no divisible de la Consciencia con la mente siempre nos da la opción de volver a casa y al mismo tiempo tenemos la opción de experimentar el movimiento de la vida y hacerlo desde la quietud.
En general nos perdemos cuando creamos separación entre lo creado por la mente y la Consciencia que ya somos.
Es por ello que la base del movimiento es la quietud.
La creación de la mente genera movimiento al mismo tiempo que está conectada con la quietud.
Para entenderlo mejor
El movimiento está relacionado con el cuerpo, que es el contenedor de vida. El cuerpo sostiene la mente y su capacidad creadora a través de las sensaciones, emociones y acciones.
El cuerpo es la conexión directa con la Consciencia. Al igual que esta, el cuerpo no hace juicios y siempre está en presencia. Su naturaleza es sentir, experimentar y relacionarse con el entorno y con otras personas.
Tiene una peculiaridad. Nos pone límites.
Nuestro cuerpo es una creación. Tiene principio y final. Y aunque lo permite todo, las incongruencias deterioran el organismo por las incoherencias entre el cuerpo, la palabra y la mente.
A este punto puedo afirmar que el cuerpo es Consciencia.
Si nos damos cuenta, el cuerpo actúa por si solo. ¿Tú te das cuanta de las acciones de tu cuerpo cuando hablas?, ¿Te das cuenta de aquello que dices y como lo dices?, ¿Te das cuanta de como uno se mueve, tecleas en el ordenador, el piano, etc.?
Si nos damos cuenta ello sucede, el cuerpo lo hace. Si tengo sed y hay los medios, el cuerpo solamente lo hace, va y bebe. El cuerpo aprende a moverse por el medio donde está. Le podemos pedir que haga malabarismos y él lo aprende a partir de una orden imaginada. Todo aquello que imagines, se realiza a través del cuerpo.
¿Meditar? Necesitas el cuerpo.
¿Emocionarte? A través del cuerpo.
¿Dolor? El cuerpo lo recibe y la mente lo percibe.
¿Sufrimiento? La mente construye y el cuerpo lo muestra.
Como seres humanos que somos en este plano, todo pasa por el cuerpo. Y es con Él que sentimos, vemos, entramos en la Consciencia por su naturaleza presente y sin juicios. Nos muestra dónde estamos a cada instante.
En un mundo donde los valores van hacia fuera y el éxito está en el hacer más, se genera una separación con la naturaleza, con el cuerpo y nos separamos de aquello que realmente somos, pura Consciencia.
El cuerpo sabe qué hacer a cada instante y si lo dejamos hacer nos lleva donde necesitamos a cada instante. Cuando nos esforzamos en hacer, sin tener en cuenta la dirección del cuerpo, es lo que llamamos condicionamiento.
El condicionamiento aprendido y fijado tiene una inercia de acción. Y ello viene de la mente, de la estructura creada no presente, pues viene de estructuras pasadas, no actualizadas.
El cuerpo es tejido que se va descomponiendo a cada instante. Ello es proceso de vida. Cada persona tiene unas características personales. No importa cómo esté el cuerpo y aunque el cuerpo esté deteriorado o enfermo, seguimos siendo cuerpo. El cuerpo es energía.
Y esta energía surge de la Consciencia que insufla la vida. Ir más allá de las formas y de la forma del cuerpo es entrar en contacto con esta energía que se muestra en las sensaciones. Y cuando observamos en plena presencia este instante a través de la sensación sin juicio ni voluntad, ello es Consciencia.
Es la quietud dinámica. Y todo sucede en su momento por sí mismo.
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